Cuando nos paramos a pensar en una rapaz nuestra imaginación se llena de imponentes águilas sobrevolando altas montañas o de velocísimos halcones cayendo desde los cielos sobre una despistada presa. Además de grandes águilas y de señoriales halcones, existe toda una compleja y riquísima comunidad de rapaces adaptadas hasta el más insospechado de los recursos y de los hábitat. Hasta tal punto llega su versatilidad (bien podríamos decir inteligencia) que podemos afirmar que, prácticamente, no existe rincón en la tierra que no cuente con su particular señor de los cielos. Una de esas rapaces que pasan desapercibidas para el público ajeno a las aves, es el raro y hermoso halcón abejero o abejero europeo. Del tamaño de un ratonero común (el nombre de busardo ratonero es horroroso) es una de las rapaces más desconocidas y escasas de España. Amante de los bosques húmedos, sus escasas poblaciones se refugian en el extremo norte de España, cordillera cantábrica, Pirineos y zonas aledañas y, en mucha menor medida, en pequeñas poblaciones en los sistemas Central e Ibérico. Su agilísimo vuelo y su fina vista le permite detectar los avisperos que son la basa de su alimentación y el origen de su curioso nombre.
Una de estas delicadas aves ha llegado hasta nuestro centro. Sin conocer el motivo que le ha causado la pérdida de movilidad de su pata derecha, sigue atendida y sin que haya perdido el apetito. Su cabeza azulada y el amarillo brillante de sus ojos distinguen a este macho de las hembras, de tonalidades más pardas.
Esperemos que esta lesión sólo sea temporal y que pueda unirse a sus congéneres en el fantástico viaje que se inicia al final del verano y que los llevará hasta las sabanas africanas.
Mucha suerte.
